Requiem Lullaby
⊆ 22:22 by Sant | Relatos . | ˜ 3 comentarios »El invierno había llegado a la villa, y una fina capa de nieve cubría todo, durante ya varios años, Lei iba al cementerio cada vez que la primera nevada llegaba. Era un cementerio enorme, con grandiosas criptas edificas en amor a los seres que habían abandonado la tierra, pero Lei no iba a una de dichas criptas, ella caminaba hasta el final cementerio, donde una simple lapida designaba el lugar de entierro, a su lado un solitario árbol crecía, debido a la nieve tenia por hojas copos de nieve, la vista era maravillosa.
Lei caminaba hasta una pequeña banca, limpiaba la nieve y se sentaba, por horas recordando a la persona fallecida, su único amor, mientras lagrimas se formaban en sus ojos su boca empezaba a entonar una canción, una vieja canción de cuna.
No existe final en este mundo,
Duerme, mi amado,
Tu vida continua,
Has nacido, y has vivido,
Dirás de mi canción de esperanza, ¿no es así?
Por la eternidad,
Ofrezco estas lágrimas,
Las palabras de un nuevo amor,
Gracias por los encantadores días,
Dentro de mis sueños,
Agradezco el que nos hayamos conocido,
Por toda la eternidad.
Después de terminarla, Lei se levantaría, iría a la lapida y marcaria otro rayón sobre ella, así contando las veces que había ido allí, treinta y cuatro, volvió a leer el epitafio, aunque lo sabía de memoria: El final no es hoy, es cuando los dos dejemos de existir.
Sonrió a la memoria de su esposo diciendo esas palabras en su oído, regreso por el camino que había seguido para entrar, y al ver una pequeña lapida se detuvo, no la recordaba, leyó el epitafio: No elegimos el tiempo de partida, pero si como queremos tomar el tren. Volvió a sonreír, pero por algo diferente, no comprendía bien pero sabía que esa era la última vez que vendría al cementerio, por lo menos por su propio pie.
Durante ese último año Lei vivió en paz, con sus nietos y sus hijos, dijo a todos cuanto los amaba y siguió viviendo la vida al máximo, a lo máximo que sus setenta años podían darle, claro.
Un día antes del aniversario luctuoso de su esposo, antes de ir a su cuarto, se despidió de su hijo menor entregándole unos documentos, sonrió ante la cara de desconcierto de su hijo, le encomendó no abrirlos por ahora, subió a su cuarto, abrió el closet tomo una camiseta vieja de su esposo (que se resistía a tirar), se la puso y así fue a dormir, con su olor llenándola, había elegido tomar el tren con amor en su corazón y su olor envolviéndolo todo.
Al día siguiente Lei fue enterrada junto a su esposo, justo entonces empezó a nevar levemente, una de sus nietas comenzó a cantar la canción de cuna, su padre la recordaba, una canción simple, escrita por una madre moribunda a su hijo recién nacido, en sus brazos, era triste pero llena de esperanza, esperanza por lo que habría de venir, por el futuro incierto.
Ahora viendo a las lapidas de sus padres entendía el porqué del epitafio que su madre había elegido, rezaba solamente: y así, volvemos a existir.
Cuando el servicio había terminado, dos pequeños espíritus aparecieron bajo el árbol, se miraron y se reconocieron, así por siempre existirían, bajo la sombra de un pequeño árbol sin hojas.
16 de julio de 2008, 21:23 hola!!!!!!!!!
aaaaaaa está bien monito!
jeje seeee! nethaz!!!!
i pzz no se no soe buena
en esto así k m voe!
kuidese!
16 de julio de 2008, 21:34 Hola Tachito!!!
Solo pasaba a saludar
Insisto... ese escrito
Un poco emo pero muy bueno
Aun sigo esperando el
Cuento de ciencia ficcion
En el cual "colabore" xD
Saludos !!
Bye bye =)
17 de julio de 2008, 18:26 ah me gustó mucho
triste pero hermoso.
saludos >.>
¿porque le dicen tachi?
¿le puedo decir tachi?
:0